EACN 2011. Educación expandida y edupunkismo en Chelva

Los días 12 y 13 de julio participé en caracter de colaboradora invitada en la 17 edición de la EACN, l’escola d’activitats culturals a la naturalesa d’escolagavina. Se trata de una experiencia única donde un grupo de alumnos de la escuela secundaria (entre 12 y 17 años), coordinados por Jordi, Sandra y Paco, se agrupan en una casa en el pueblo de Chelva, a una hora de Valencia, para convivir y desarrollar las distintas instancias de una producción audiovisual.

Jordi me invitó hace un par de meses y no dudé ni un segundo en sumarme a la iniciativa. Como en muchos de estos casos, nos puso en contacto la Web, luego de que él participara en Baeza de un curso en el cual Alejandro Piscitelli le regaló el libro de El Proyecto Facebook. Al leer el tercer capítulo del libro, de la tiza al celular, de mi autoría, Jordi supo que teníamos mucho en común.

Así las cosas, el martes 11 a la mañana me monté en un tren con destino a Valencia donde me esperaba Vicent, un profesor de L’escola Gavina que me llevaría hasta el pueblo de Chelva; una especie de Macondo, rodeado de agua y montañas donde conviven un barrio moro, uno judío y otro cristiano de diferentes épocas (aquí un set de fotos en mi Flickr).

El emplazamiento no podría ser mejor… solo andar por las calles del pueblo resulta inspirador y la locación funciona de escenario para todo tipo de género y guión. Después de atravesar callecitas, subir escaleras y girar unas cuantas veces en en sentido del reloj y el contrario, aparecimos frente a una casa también de película (en el barrio árabe de la Benacacira, del siglo 8!). La puerta estaba abierta y un grupo de adolescentes cocinaban lasagna en la cocina junto a Sandra mientras otros llenaban una piscina inflable en la galería. Apareció Jordi para presentarme al grupo y a partir de ese momento me convertí en una más dentro de la casa más edupunk que jamás haya visto. 

El motivo de mi visita era dictar un mini-taller hiper-express de realización audiovisual con dispositivos móviles. Así que esa misma tarde durante dos horas conversamos sobre el audiovisual contemporáneo, visionamos algunos vídeos y discutimos criterios de realización con tecnologías compactas. A las dos horas los chicos ya estaban manos a la obra rodando sus propios movilmetrajes. En un tiempo record y con una capacidad resolutiva y creativa que jamás he visto en un grupo de adolescentes, los EACN produjeron siete cortos que pudimos disfrutar esa misma noche en la sala de proyección improvisada en la casa (espero poder compartir al menos alguno de ellos próximamente).

Al otro día por la mañana desayunamos todos juntos y antes de que ellos partieran a una excursión en la naturaleza y yo emprendiera el regreso a las obligaciones en Barcelona, nos despedimos como grandes amigos, entre regalos y abrazos.

La experiencia fue corta e intensa, como suele ocurrir en este tipo de experiencias educativas. La convivencia afuera de la institución escuela genera una serie de dinámicas que son tan emocionantes como desafiantes. Durante una semana casi veinte adolescentes conviven con Paco, Jordi y Sandra bajo la lógica de una micro democracia creativa. Todo se resuelve y conversa en asambleas, cada noche y cada mañana. Alumnos que en la escuela pueden tener problemas de conducta, en la casa participan entusiasmados y perfectamente contenidos por el resto del grupo. Todo es consentido y tanto las posibilidades como las vicisitudes de la cotidianidad parecen ser un caldo de cultivo donde convergen creatividad, colaboración y productividad.

En «la casa mora» todos hacen de todo en una simetría deslumbrante, las jerarquías se disuelven y, al contrario de lo que pensaría un conservador, aquello no abre paso a la falta de respeto o el desorden sino que reivindica a cada uno en su rol como miembro de un grupo que comparte objetivos y valores.

Al fin y al cabo, la realización de un producto audiovisual en tanto objetivo de la EACN «es apenas una excusa», como bien me dijo Jordi, emocionado, la noche del martes mientras y le confesaba mi gran admiración por el proyecto. Lo que estos tres mosqueteros han sido capaces de crear, a base de amor por lo que hacen, experiencia en pedagogía y mucha intuición, es una de las más bonitas experiencias de educación expandida, con dejos claros de edupunkismo, que he visto en los últimos años. Me siento realmente inspirada luego de haber participado y sigo creyendo que no nos equivocamos cada vez que decimos que la educación necesita y merece una vuelta de tuerca, la emancipación frente al paradigma del broadcast y la autoridad en post de la interacción y construcción en red no solo de conocimientos sino también de experiencias que impliquen realmente una praxis de la convivencia con el otro y con las emociones en un proyecto de objetivos compartidos. ¡Larga vida a la EACN!